lunes, diciembre 20

“LA LIBERACIÓN DEL ENCIERRO” Análisis sobre el Monasterio Santo Domingo.

Autor: Jocelyn Arévalo

Asignatura: Teoría IV

Segundo Semestre 2010

Profesor: Eugenio Ferrer

Ayudante: Rodrigo Ortega

Calificación: Regular

INTRODUCCIÓN.

Este informe tiene como fin realizar la investigación del Monasterio de Santo Domingo, ubicado en la comuna de Recoleta, en este monasterio encontramos la orden de los dominicos, esta se origina en el año 1216, gracias a Domingo de Guzmán. Esta orden se conoce como orden de predicadores, los frailes destacan en el campo teológico y obtiene gran importancia en América con las conquistas europeas.

En las órdenes católicas existe una jerarquía establecida, en la cual encontramos un maestro, este es el que vela por los novicios que están en el proceso de ser frailes y de los frailes que viven en cada monasterio.

En un principio los frailes católicos experimentaban un aislamiento social, ya que obedecían al despojo de los bienes mundanos con el fin de estrechar la relación con Dios, y la cercanía a la imagen de Jesucristo, por ello se retiraban de las ciudades y vivían como ermitaños, con estos antecedentes veremos las relaciones que establecen con la arquitectura, una arquitectura cerrada para así obtener intimidad, al servicio de la reflexión autónoma de cada sujeto que se incorpora a ella.

Dentro del los edificios arquitectónicos establecidos de la religión católica, el claustro ha sido el tema más característico, lleva a pensar como el hombre es capaz de autosometerse , en este caso en particular, el fraile como sujeto, se somete a una serie de determinadas reglas con las cuales busca sentir la libertad del alma y encontrar directa relación con Dios, “el arquitecto, sobre la tierra crea la sombra en donde el Hombre puede estar escondido, en donde puede sustraerse a la mirada de Dios de todas las cosas.”[1],

En estos edificios existe una determinada manera de vivir, como por ejemplo donde se descansa, en como descansa el sujeto, donde se distrae, como duerme, hacia donde debe determinar su mirada, como debe mirar y como debe actuar frente a la presencia de la mirada oculta del que todo lo ve y todo lo sabe, Dios. Este Dios que por medio del hombre determina una manera de existencia sobre su creación, esta relación se ve ejemplificada en gran parte de las personas que tienen una creencia religiosa, estos se desenvuelven en la sociedad según las normas establecidas, en estas especies de reglas determinadas en por ejemplo los 10 mandamientos, en el caso de la religión católica, es como el caso del poder que ejercen las leyes del tránsito, con lo que se busca hacer respetar un orden establecido para una mejor convivencia social, “la arquitectura juega un papel fundamental en la formación del sujeto, ya que no ofrece más que la apariencia del rostro de quien debe hacer respetar el orden la sociedad”[2].

SUJETO A LA ARQUITECTURA.

El monasterio Santo Domingo se compone de una gran biblioteca, esta es de gran importancia para los frailes dominicanos, por la relación que establece su orden con el estudio, dos patios centrales, los cuales se utilizan como parte de sector común del monasterio junto con los sectores de servicios y el sector privado donde se establecen las celdas, la interioridad del lugar crea en las personas un estado de calma, dentro de este monasterio vemos los patios centrales con espacios verdes que se encuentra lleno de flores, también vemos una pileta central el cual establece la relación directa entre la naturaleza y el hombre.

Como vemos en la ilustración 1, el patio está rodeado por la biblioteca, esta ocupa toda el ala norte del monasterio, es aquí donde los frailes pasan gran parte del día, un lugar donde los libros se convierten en un refugio, donde ellos deben esculpir sus almas con conocimiento, así poder entregar toda su sabiduría a los fieles que lo necesitasen y todos aquellos que pudiesen cuestionar la existencia de Dios. Cabe destacar que el fin de los frailes es alimentar el alma de las personas y acercarlas a la religión.

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El sector “celdas” se encuentra alejado del acceso, “Dios creó al Hombre y a todas las cosas sobre la tierra; el arquitecto, sobre la tierra crea la sombra en donde el Hombre puede estar escondido”[3], es aquí donde los frailes pasaban la otra parte del día, ya que estos necesitan de un estado de soledad, de intimidad, de la relación con el yo, y principalmente la relación con Dios.

Esta orden desarrolla métodos de oración, una seguidilla de posiciones que enriquecerían la cercanía con dios, a quien se entregan con cuerpo y alma, los frailes entienden que ellos son solo un medio entre los hombres comunes y Dios, de cierta manera podríamos llamarlo como la necesaria “militarización” del fraile, y así lograr una maleabilidad del cuerpo y el alma.

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El fraile es un sujeto solitario, pero que sabe convivir en comunidad, en estos recintos se establecen reglas las que ayudan a una buena convivencia, recordemos que en estos recintos son varios los que conviven diariamente, existen los lugares comunes en los cuales se desarrollan los actos cotidianos, como la cena, recreación y cosas triviales necesarias para la vida humana, pero existe el recinto contrario donde la soledad es la única manera para una mayor conexión con Dios, la celda, un lugar donde estos frailes pueden aislarse, donde no hay necesidad de nadie más que el yo, el ensimismamiento, hay que notar que los frailes entienden el yo, pero este yo está determinado por la mirada de Dios, quien observa cada uno de los detalles que estos crean en la soledad de su celda o en la comunidad, “todo detalle es importante, ya que a los ojos de Dios, no hay inmensidad alguna mayor que un detalle, pero nada es lo bastante pequeño para no haber sido querido por una de sus voluntades singulares.”[4], esta vigilancia permanente está determinada por el hombre y los frailes se desenvuelven en este mundo con la premisa de que Dios los manda a hacer, decir, crear, para la llegada del día final y el juicio en el cual se determinará la entrada al paraíso, junto a Dios, esta entrada sería la mayor realización del fraile ya que el sería digno de estar ahí, junto a Dios.

Las celdas del monasterio Santo Domingo son el lugar más íntimo del monasterio, aquí es donde el fraile se aísla del mundo, mundo del cual ya esta apartado de cierta forma, en este lugar es donde solo cuatro paredes y Dios lo observa, en esta intimidad, el cuerpo de fraile se dispone a la acción de agradecer, de pedir, de liberar culpas y penas, donde su alma se expande más allá de las paredes es donde no hay nada más que su fe y la gracia de Dios. En este lugar es donde se crea la relación más cercana con El, donde el fraile está desnudo, donde sus pensamientos son escuchados.

En las celdas la inferioridad del ser humano se hace latente, aquí es donde el fraile no es más que un hombre, aquí es donde su creador, su dueño y señor, lo cubre, lo abriga, lo consuela, es en las celdas donde el fraile se entrega por completo y espera que la presencia misteriosa le susurre la nueva conquista a seguir.

CLAUSTRO DE LIBERTAD

Según Michel Foucault, “la disciplina procede ante todo a la distribución de los individuos en el espacio.”[5], en este sentido el monasterio cumple con ciertos principios que estipula, como lo es, la clausura, aquí es donde se determina el cerramiento, la disposición del espacio para una vigilancia, el monasterio de Santo Domingo establece un cerramiento total, un aislamiento en relación a la calle Recoleta ahora ávida de ruido, vida, y comercio, el segundo punto es el espacio disciplinar, en este lugar encontramos una jerarquía, una mirada controladora de un superior el cual se encarga de hacer cumplir las reglas, cada fraile debe tener claras estas, pero, en un supuesto siempre está este vigilante que constantemente con su presencia recuerda cuales son las reglas y el orden a seguir, el tercer punto es el emplazamiento funcional, aquí veremos los espacios funcionales que deben tener los lugares para así establecer mejor la relación de lugar-disciplina.

Como podemos ver, es fácilmente comparable un monasterio con una cárcel, según los principios de Michel Foucault, pero ¿Cuál es la línea que divide esta comparación?, de acuerdo a la relación establecida en cuanto a la disciplina y obediencia que se requiere en una cárcel y la disciplina y obediencia del monasterio. Para empezar la decisión de ser fraile, es una necesidad de responder a una fuerza mayor, algo que está dentro de las cabezas, almas y cuerpos de los novicios, una vez dentro de estos edificios no es el vigilante, aunque exista, el que establece el comportamiento sino el respeto al lugar y a la palabra de Dios en sus escritos, en el caso de los frailes de esta orden, estos sujetos están en constante necesidad de estudiar más, saber más, por lo cual es un autosomentimiento el que se establece ya que aquí nadie obliga a nadie a leer o rezar de tal forma sino que al saber, que esas son las reglas establecidas por un hombre que pensó que era una forma de establecer la conexión con Dios, los que continúan con esta orden y se entregan a ella, establecen estas reglas como sus normas de vida, estas reglas como suyas y cada actitud que de aquí salga será establecida por algo que en algún momento hizo tal o cual cosa, pero ese alguien, no es cualquiera, es ese ser a quien seguir, quien realmente llega a la liberación de cuerpo y alma.

Esta liberación para estos frailes se ve en la interioridad de su celda, aquí es donde la luz de la mañana se integra a la habitación alumbrando el escritorio frente a su ventana, a medida que cambia la posición del sol a lo largo del día que ilumina el crucifijo que toma posición en la cabecera de la cama, la mente es la que debe nutrirse, y el cuerpo debe nutrir a los demás, a los que no conocen la palabra de Dios, a los que necesitan entender que lo que llevará al paraíso, establecido en los testamentos, son las buenas acciones, el despojarnos de lo mundano, el dar, el compartir, aquí el cuerpo, el yo personal no existe. Si bien existe en lo objetivo que es la soledad de un cuarto, el resto es el que prima por sobre todo.

La cama está situada con vista hacia la ventana, cada día es un regalo de Dios y un día más de trabajo, vemos que en las celdas la arquitectura es una edificación seriada, todos viven del mismo modo, todos somos iguales ante los ojos de Dios, en estas celdas por su orden todos desarrollan el acto del rezo de igual forma, todos cumplen con los actos que establece el creador de esa orden, pero aunque todos hagan lo mismo y actúen de símil forma, todos entienden que Dios tiene ojos para ellos, “es como decir que antes de ver,

somos seres mirados”[6] jamás se les pasará por la mente pensar que Dios no los ve, pero aunque no los viese aún así seguirían desarrollando esta especie de vida rítmica, estos ritmos establecidos, consecutivos, que se acepta al ingresar en este estilo de vida.

LA LIBERTAD DE LA CELDA.

Al pensar en la soledad de la celda y en la intimidad de la habitación, dice Wajcman “habrá una tendencia a encerrar la intimidad, a mantener al goce lo más encerrado posible, lo más separado posible.”[7], lo mas separado de lo mundano que resulta la sociedad, lo toxico que puede llegar a ser el contacto con este bombardeo de información que existe hoy en día, por ello cobran valor las practicas realizadas por estos frailes, que encierran sus mas íntimos deseos en estas paredes, solo Dios es quien sabe que pasa por sus cabezas.

La celda se considera como de su ser, su cuerpo es el vinculo con lo celestial, al realizar su rito la habitación cobra un sentido, el sentido de oración, esta orden le da un valor al cuerpo, este valor se ve reflejado en la utilización del cuerpo para sus rezos, el cuerpo como herramienta de petición, inclinado, en el suelo, arrodillado, despojado de la mirada crítica que pudiesen tener en la sociedad, en su privacidad, en su refugio solo están ellos, y su celda complementa con su intimidad, aquí solo existe la “oscuridad” solo existe la mirada de Dios, las paredes son el cobijo, la ventana la conexión con el exterior, la puerta el portal de la realidad, estos frailes al adentrarse en sus celdas no solo ven una habitación rígida, poco desarrollada, ven el centro de su fe, el lugar donde todo lo que soy o dejo de ser es visto por Dios, y aquí es donde disponen su cuerpo a El.

Estas celdas si las comparamos con celdas de cárcel, veríamos como determinan e influyen en problemas sicológicos, los presos se ven reducidos y desesperados por la falta de libertad, la libertad del afuera, pero en el caso de los frailes dominicanos está afuera no es más que prisión, prisión ya que están expuestos a posibles malas influencias a la corrosión social, en cambio en sus celdas solo es Dios, quien solo busca su bien y calma en sus mentes y cuerpos.

La celda es comparable con la referencia que hace Wajcman al dormitorio, “el dormitorio se vuelve un lugar cerrado secreto, de un goce doble. Por un lado es un lugar para orar, y un lugar de devoción privado, de retiro espiritual en donde el alma se eleva.”[8] Y así entender la intimidad que requieren los frailes para la conexión con Dios, y el lugar preciso donde hacerlo. En la intimidad de su “oscuridad, el lugar de lo privado, es absolutamente lo contrario, este lugar de oscuridad representa liberación de lo que el mundo “normal” es a lo que tanto miedo le tiene. El lugar de la mirada presente del otro, de Dios, este lugar es inviolable por otros frailes, aquí es donde dios se hace presente, por ello el gran respeto justamente a este espacio.

CONCLUSION

En conclusión este ensayo intenta revelar la íntima relación entre libertad y encierro, como la arquitectura es capaz de liberar el alma, aun estando en un recinto en el cual están determinados espacios y relaciones, un lugar donde el cerramiento se hace prominente pero la liberación es aun más desarrollada, aun mas que en lugares donde la transparencia es manifiesta.

Podemos ver como estos sujetos utilizan este aislamiento y este despojo en figuras edificatorias, como una celda se vuelve un portal con el cual liberar su alma, tener la estrecha relación con Dios y utilizarla como herramienta para que esta se haga más y más estrecha.

Con este ensayo me he dado cuenta como una edificación tan cerrada, tan ensimismada y tan impenetrable se expande mas allá de solo adobe, tanto así que es el alma el que le da la magnificencia, en estas edificaciones se engrandece el alma, el espíritu cobra un valor y la arquitectura acoge, ayuda y determina.

BIBLIGRAFIA

Cortés, José Miguel, “Políticas del espacio”.

Wajcman, Gerard, “La casa, lo intimo, lo secreto”.

Foucault, Michel, “Vigilar y castigar”.


[1] Wacjman, Gerard, “de la casa, lo íntimo, lo secreto.” Pág. 97

[2] Cortes, José Miguel, “Políticas del espacio urbano” pág. 26

[3] Wajcman, Gerard, “la casa, lo intimo, lo secreto.” Pág. 96

[4] Foucault, Michel, “vigilar y castigar” pág. 84

[5] Michel, Foucault, “Vigilar y castigar”, pág. 85.

[6] Wajcman, Gerard, “la casa, lo intimo, lo secreto.” Pág. 96

[7] Wajcman, Gerard, “la casa, lo intimo, lo secreto.” Pág. 112

[8] Wajcman, Gerard, “la casa, lo intimo, lo secreto.” Pág. 103

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