lunes, diciembre 20

“La arquitectura como escenario represivo del deseo” Análisis sobre la cadena de Gimnasios Pacific Fitness.

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Autor: Francisco Aravena

Asignatura: Teoría IV

Segundo Semestre 2010

Profesor: Eugenio Ferrer

Ayudante: Rodrigo Ortega

Calificación: Muy Bueno

T e n t a t í v a i n t r o d u c t o r i a

Lo que en este trabajo me he propuesto investigar es el tema de los gimnasios en la ciudad de Santiago de Chile, específicamente los gimnasios de la cadena Pacific Fitness. El porqué de mi elección radica básicamente en demostrar, por desafío personal, que este modelo arquitectónico produce a un sujeto que todos, de alguna u otra forma, tenemos internalizado en nuestro actuar. A este sujeto lo defino como aquel que mediante la pretensión induce un estado de satisfacción individual, lo que profundizaré más adelante. Es bajo esta premisa, dónde vislumbro la estrecha relación, que creo existente, entre este caso y el tema del semestre de la búsqueda de a quien crea la arquitectura y preguntarme si ésta siempre crea a alguien. Pongo énfasis en este punto, ya que es la disyuntiva sustancial que armará este análisis arquitectónico, y la que finalmente me dará la facultad de formular diversas conclusiones al respecto. Por otro lado la motivación que impulsa mi interés sobre esta temática es poder detectar los diferentes paradigmas de cada época y cómo estos han ido modificando al gimnasio como recinto, lo que me ayudaría a argumentar las diferentes hipótesis que posteriormente desarrollaré y que denotarían las actuales conductas de sus usuarios contemporáneos. Es precisamente este uso contemporáneo lo que posibilita mi investigación, ya que es este usuario característico quien se presento a mí en el momento en que acudía a estos lugares y el que posteriormente vislumbre transversalmente en la sociedad actual. Digo esto porque, creo que este habitante en particular es muy decidor del acontecer de nuestros días, ya que es el que radicalmente practica y vive lo que podríamos llamar un hombre posmoderno. Posmodernidad entendida como la sociedad en que hoy vivimos y cuya característica principal es ser receptora y acumuladora de imágenes, llamada por muchos como la sociedad de las imágenes. Siendo la imagen a su vez un estereotipo o fachada de algo que no representa necesariamente lo esencial de su sustancia. Es en esta etapa introductoria al tema de análisis dónde me increpan diversas preguntas como: ¿En qué medida podrían contribuir los gimnasios, en especial los de la cadena Pacific Fitness, a la conformación de una persona en una imagen? ¿Qué puede haber detrás de este mercado de la exhibición? ¿La creación de sujetos al interior de los gimnasios en fortuita o alguien planea y pronostica su existencia? ¿En que radica su popularidad? ¿En qué medida el paradigma actual ha tenido participación en la mutación del los gimnasios, de lo que fueron en su origen hasta lo que hoy representan? ¿Es el gimnasio un cuerpo ausente?[1]. Estas preguntas recaen en mi afán de querer justificar una hipótesis que me persigue desde el minuto que comenzó mi investigación. Esta habla de que la gran mayoría de las cosas que practicamos o pensamos hoy carecen de significación, lo que las convierte (y nos convierte a nosotros mismos) en meras simbolizaciones estéticas, siendo los gimnasio los que juegan un rol muy protagónico en esta disyuntiva.

En fin he aquí presentes las tentativas que han de impulsar mi investigación y análisis de los gimnasios Pacific Fitness, que por lo demás considero que son los que más interpretaciones tienen, ya sea por sus múltiples elementos arquitectónicos analizables o por sus interesantes configuraciones espaciales que suscitan mi interés. En definitiva creo que son estos gimnasios en específico los que me permitirían un óptimo análisis.

Imagen 1, Foto Propiaclip_image004 clip_image006 Imagen 2, Foto propia

E l g i m n a s i o y s u d o c i l i d a d e s p a c i a l

clip_image008La estructuración del deseo del cuerpo en la ciudad contemporánea, según José Miguel Cortés, se radicaliza en dos aspectos: por un lado la conformación de espacios dóciles y por otro lado, lo que pretendería conseguir la anterior, la construcción de cuerpos ausentes. En cuanto hable de espacios dóciles, me referiré tal como lo dice Cortés en su libro Políticas del espacio[2], a los espacios fáciles de vigilar y controlar. Esto ayudaría, supuestamente, a generar un orden social, como bien sale en el texto, pero lo que realmente hay detrás es la representación del poder como autoridad. La generación de lugares en dónde todo sea visible y en dónde nada escape a la vista del gran observador, el Estado. Ahora bien, podría decir que los gimnasios son justamente este modelo hecho arquitectura, ya todos sus ordenamientos y elementos están dispuestos en pos de una incesante dominancia visual, de manera yo pueda ver y dominar todo lo que pase allí dentro. Esta disposición, característica de la sociedad posmoderna en que vivimos, está presente en los gimnasios por varias razones, entre ellas el deseo al cuerpo que disfrutan las personas que aquí acuden. Entrando al tema en específico, las disposiciones espaciales al interior de los gimnasios Pacific Fitness, vislumbradas mediante experiencias In situ en estos lugares, como los elementos y las operaciones de carácter manifiesto eran detectables a primera vista. Esto reside en que esta marca de gimnasios pretende generar (pensado y premeditado por propias palabras del arquitecto de esta cadena) un impacto icónico al ingresar al gimnasio, ya que de alguna manera, esto familiarizaría de inmediato al usuario con el recinto propiamente tal. Podría decir que este primer acercamiento ya se contempla el consumir, o sea en el minuto en que es habitante pone un pie en el gimnasio ya empieza a consumir, ya sea cuerpos en movimiento, modelos, productos de incremento muscular, entre otros. Es importante aclarar que este primer consumo solo en es forma de imágenes, ya que una vez familiarizado con todo lo que aquí se expone el usuario se sentiría en condiciones de comprar o consumir. El elemento arquitectónico que permite este bombardeo de logotipos, productos e imágenes de deseo es la gran puerta de acceso junto al amplio atrio de recepción que contemplan estos gimnasios. Estos elementos manifiestos siempre permanecen juntos en todos los gimnasios de la cadena, ya que son los que atraen visualmente al cliente generando en el la primera impresión una rememoración de los icono institucionales (color verde agua, fachada de vidrio, maquinas trotadoras). Es así como en estos gimnasios está todo perfectamente dispuesto para fabricar un cierto culto al cuerpo, esto lo desarrollaré más adelante. El elementos más característico de los gimnasios de la cadena Pacific Fitness son en primer lugar el muro cortina, que en este caso podría llamarlo muro vitrina, la función de este es permeabilizar las relaciones que se desarrollan al interior del recinto, provocando una contemplación libre de todo y cuanto ocurre allí. Este elemento arquitectónico es el que principalmente articula el ordenamiento manifiesto interior, ya que todo se ubica en pos de la exhibición que estos escaparates generan. También gracias a este elemento traslucido se produce un fenómeno muy destacable y declarativo en estos gimnasios. Éste se desarrolla por fuera del recinto dónde el peatón al transitar, con ayuda del sol, puede ver su sombra proyectada en el cristal de la fachada lo que genera una comparación de siluetas, una yuxtaposición espectral. (Ver imagen 2).

Imagen 3, Tomada por Francisco Aravena S (autor).

La imagen del peatón, de cuerpo no trabajado, como cualquier mortal se junta con la de un cuerpo esculpido por el gimnasio en el vidrio de la fachada. No creo que esto esté predeterminado por el arquitecto ni mucho menos, pero es muy decidor del lo que finalmente produce en las personas estos gimnasios. La rememoración de golpe que nos recuerda lo no-imágenes que somos.

Y con esto me refiero a lo anteriormente enunciado, el hecho de vivir en una sociedad Posmoderna dónde no hacemos más que consumir imágenes termina por querer modelarnos a nosotros mismos como una de ellas. Esto se ve truncado al darnos cuenta lo normales y mortales que somos, o sea lo no parecido a los modelos imitables que vemos día a día, ya sean modelos religiosos, de belleza, de perfección, entre otros. Siguiendo con lo anterior las maquinas de ejercitación cardiovascular, por otro lado, están inmediatamente después de estas fachadas vidriadas ya que son las que más movimiento prescinden del la persona, provocándose así un deseo inmediato y vivencial del peatón que pasa por fuera. Ése siente y recuerda, hace consciente, lo descoordinada que es su figura por lo que crea en si una necesidad de tener que acudir a este gimnasio para ajustar su silueta a lo que le exige la sociedad, o si no a lo que psicológicamente cree que le demanda.

Arquitectónicamente estos espacios dónde se disponen las maquinas de cardiovascular son de grandes dimensiones, de hecho son los que más espacios se abren en el gimnasio, generándose así el intercambio visual que se pretende para que unos deseen a los otros. Tal como lo dice Lacan el deseo humano está en nosotros mismos, pero como no sabemos que es así lo proyectamos en el otro. Cortés, por otro lado y citando a Michelle Foucault, nos dice: ”Desde finales del siglo XVIII se ha desarrollado el lento pero importante proceso de domesticación de la vida social, de normalización de los espacios y los comportamientos y de moralización de la población, procesos todos ellos basados en técnicas de control de los impulsos y de canalización de los deseo hacia el ciclo producción-consumo”[3].Con esto hago la pregunta: ¿Qué son los gimnasios sino canalizaciones arquitectónicas del deseo hacia un ciclo de producción e incesante consumo del cuerpo imagen?.

Me gustaría precisar, en esta parte, junto con los elementos descritos anteriormente que son estos los que nos hablan del sujeto que manifiestamente se crea en los gimnasios, me refiero a algo no encarnado. Es así como me refiero a un sentimiento generalizado muy popular por estos días en la sociedad en que vivimos: la no aceptación social, al carecer de identidad. El tema de la identidad es muy determinante en este análisis, ya que es la falta de esta es la que activa el deseo y la recurrencia a los gimnasios, esta premisa será la punta de flecha de esta investigación que detallare más adelante. Con la ya citada concepción social contemporánea en la que hoy vivimos, basada en lo que algunos llaman la cultura de las imágenes. Esta cultura o sociedad de las imágenes, según Jameson en su texto Posmodernismo o la lógica del capitalismo avanzado nos dice que el presente ha ignorado al pasado de forma que solo se ha quedad con su imagen, lo que en muchos casos significa incoherencia, ya que las interpretaciones del pasado en el hoy son vagas al no tener el contenido y significado inicial, siendo solo esteticismos vanos. Una frase muy decidora de Jameson es que “el historicismo eclipsó a la misma historia”[4].

Esta síntesis permite interiorizarme mucho más en los efectos del porqué la disposición de los variados componentes en los gimnasios, en especial los que caracterizan a esta cadena en particular (Pacific Fitness). Otro elemento manifiesto que determino en estos espacios son los espejos. Estos son los que vienen a materializar y a posibilitar el deseo de quien utiliza estos espacios. Las múltiples sucesiones de espejos dispuestas en las salas donde se ejercitan los músculos más manualmente (salas de peso libre), o sea pesas y mancuernas. Estos espejos están aquí y no en otra sala por el hecho de quien hace pesas se compara todo el tiempo consigo mismo y con otros. Es muy común ver a gente en los gimnasios sola frente a un espejo haciendo pesas, esto me hace pensar que el culto al cuerpo se lleva a un plano tan mundano del músculo por el músculo. O sea ¿entre más músculos yo posea más admirable puedo ser?, el físico culturismo es una prueba de que no, pero sin embargo existe una ensimismamiento con el deseo (culto al cuerpo) que enceguece a las personas, las adelante abordare más extensamente este tema.

Las personas que hacen pesas lo que le importa, no casualmente, es la imagen que proyectan, o sea en la lógica de los gimnasios los marcado que se vean mis fibras o lo grande que sean mis pectorales. Algo que si analizamos tiene todo un trasfondo psicológico por lo demás, que nos habla de un distanciamiento con el trauma y la creación de la fantasía en la persona; siendo la arquitectura quien la materializa. Este trauma del fracaso tan rehuido por todos en la sociedad del “éxito obligado”. Como si el esculpir el cuerpo fuera un pasaje directo a la inclusión, en este aspecto Michell Foucault dice en su libro Vigilar y Castigar[5]: “Las ciudades han creado lo que él denomina “Retículos Disciplinarios”, que potencian procedimientos de individualización para marcar exclusiones, mediante una división binaria diferencial (tales como loco-no loco, peligroso-inofensivo, normal-anormal, etc.), a través de instituciones disciplinarias que se atribuyen como tarea fundamental medir, controlar y/o corregir a los anormales”[6].

Personalmente creo que estos dichos de Foucault son muy precisos en el “para qué” están hechos los gimnasios de nuestra sociedad contemporánea. Los gimnasios no son otra cosa que instituciones disciplinarias que pretenden corregir a los anormales, o sea a los no-imagen (la gente común y corriente), a los que solo consumen imágenes no las representan. J M Cortés responde a estos dichos, con lo que dice: “… Arquitectura no se plantea sólo para ser vista..., sino para ser un operador activo en la trasformación de los individuos y permitir su control articulado para conseguir que lleguen hasta ellos los efectos del poder…[7]

F e t i c h i s m o d e l a m e r c a n c í a d e p o r t i v a (g i m n a s i o s)

Según los dichos de Walter Benjamin podríamos decir que define a esta arquitectura, como la materialización del espectáculo o consumismo, que a su vez es la que dice mucho de lo que hoy vivimos. El que antes fue descanso-placer hoy es ocio (no-placer), pero no cualquier ocio, sino que más bien un ocio en donde todo se presta a consumir, dónde el espacio a mutado para adecuarse a la acción de comprar. Ahora este ocio se desenvuelve en un tiempo rentable, así también es el placer quien estimula infinitamente al deseo, ya que este no se agotará jamás.

Referido al fetichismo de la mercancía: “dónde la mercancía misma es la que se auto protagoniza determinando la voluntad de quien la produce[8] En el caso de los gimnasios la arquitectura deportiva hace que el usuario mediante el muro cortina se exhiba como un mercancía cualquiera, o sea como un maniquí modela la roma de moda, los usuarios del gimnasio modelan sus cuerpos al ritmo de la máquina de cardiovascular. Esto produce que el usuario al convertirse en mercancía se autoregule (asumiendo determinantes que el estime convenientes en su ejercicio físico de exposición) por lo que podríamos decir que si se manifiesta el fenómeno de fetichismo, ya que estos usuarios se exhiben al público como meras mercancías. Esto que produce una adoración al cuerpo in situ, o sea no podría haber algo más directo y real que esa adoración de un cuerpo por parte de los peatones que por fuera transitan. Este fetichismo se articula en pos del culto al cuerpo, lo que sería un consumismo igual de material, pero con un lado más simbólico, en la mayoría de los casos inalcanzable o alcanzable médicamente (por alguna cirugía). O sea la misma mercancía se autoregula dejando de lado lo que pueda requerir quien la produce, o quien la administra en este caso. Los cuerpos móviles de la vitrinas e los gimnasios Pacific Fitness, ahora convertidos en mercancías, mantienen una cierta independencia con respecto a quien administra el gimnasio, ya que el administrador no dice como moverse, o bien como correr, solo corren los cuerpos y se toman sus tiempos. En definitiva esos se autoregulan, e decir se exhiben como ellos quieran. ¿Existe entonces mayor culto al cuerpo que el acto mismo presencial de observar al cuerpo en vivo?. Marx nos habla del Fetichismo de la Mercancía en su libro El Capital: “Es el acto de cambio dónde lo productos del trabajo cobran una materialidad de valor socialmente igual e independiente de su múltiple y diversa materialidad física de objetos útiles[9]”.

Es así entonces como el productor (administrador en este caso) se convierte en un simple accesorio u/o atributo del objeto producido (cuerpo perfecto, o lo que se promete de ello), convirtiéndose así este producto en un sujeto. “Y es precisamente este sujeto quien establece relaciones humanas con otros objetos, al intercambiarse en el mercado. Este mundo fetichizado del capitalismo es un mundo que transforma lo cualitativo en cuantitativo, iguala todo y compara todo[10]”. Es así como todo producto cualificado en esta dinámica económica se cuantifica, o sea se numera generando una serialidad muy típica del sistema económico que hoy vivimos en donde todo representa una cifra. Igualmente en los gimnasios, a quien se produce se personifica en quien hace ejercicio, por lo que estas personas al tomar el valor de fetiches se transforman en modelos, los cuales se cuantifican junto con los que ya había antes. Es así como pasan a ser, por instantes, modelos de imitación serializados.

D e có m o y p o r q u é d e l a d e s v i r t u a c i ó n d e l o s g i m n a s i o s

a l o l a r g o d e l a H i s t o r i a

Latentemente cabe muy al caso la comparación, y a raíz de lo planteado por Jameson en su texto ya citado, con la idea germen de gimnasio. En el origen de este espacio podemos darnos cuenta del sujeto a quien se creaba de distancia en ciento ochenta grados de lo que hoy es. Esto se explica, ya que el concepto de exhibición que se desarrollaba, y en el que se creía, tenía connotaciones religiosas que escapan agresivamente del imaginario que recrean y proyectan los “deportistas” (si es correspondido llamarlo así) de los gimnasios de hoy. Estas connotaciones tenían que ver con la perfección corporal que se equilibraría con un bienestar mental (o del alma) para formar un sincretismo ideal, al cual ellos soñaban llegar y que solo los dioses alcanzaban en su totalidad. Es por eso que entre más desarrollado estuviera mi cuerpo en más plenitud estaría esta relación cuerpo y alma.

Así podemos entender el surgimiento de los gimnasios, como el lugar dónde se manifestaba y desarrollaba expresivamente este culto bipolar. Dentro de la ejercitación en los gimnasios griegos se contemplaba el meditar, o sea el encontrarse con uno mismo, el hallar al alma para completarnos como seres dominantes y equilibrados. ¿Qué hay de eso hoy?. Justamente eso calza perfecto con lo que Jameson dice, ya que al momento de interpretar contemporáneamente a los gimnasios faltó la mitad de lo que eran y significaban, ¿Por qué? La respuesta creo hallarla en esta concepción de la sociedad de las imágenes, por lo que pienso que esta sociedad de consumo rápido no escatima en profundizar sobre los significados múltiples o cualquier cosa que este bajo la imagen de lo que se pudiese representar algo. Es así como nos quedamos con solo la imagen o fachada que nos entrega el gimnasio, los músculos y el cuerpo perfecto, pero ¿dónde se halla el desarrollo mental interior?¿Qué fue de este sincretismo fundamental? Totalmente convencido puedo afirmar que los gimnasios de hoy pretenden justamente lo contrario, atrás quedo el silencio y la concentración para una meditación personal, ahora se propone la desconcentración y bulla como principal distractor que nos permite solo fijarnos en la imagen que representamos y no en lo que somos realmente. Ejemplo de esto es que: como las actividad mental no se puede medir o representar (si lo músculos) queda fuera, porque no aporta a ninguna imagen, ¿o acaso podemos ver en una persona su grado de conectividad mental-corporal? Esto es un muy buen ejemplo de: “Cómo el historicismo eclipsó a la historia, la imagen como la reificación mercantil[11]”. Los elementos latentes que aportan a pictorización del culto al cuerpo giran en la desconcentración mental de quien ejercita, o sea justamente al contrario de lo que fue en su gestación el gimnasio; disponiéndose así espacios de gran amplitud, dónde yo pueda dominar el espacio y a los demás todo el tiempo, además del ordenamiento de una serialidad esquizofrénica de las maquinas junto a una televisión al interior de los espacios. Podría decir entonces que la necesidad de estos grandes espacios es para el constante consumo de imágenes y ruido desconcentrante produciendo no pensar y no poder establecer esa antigua ligación entre alma y cuerpo que determinaban los griegos y que hoy no existe por una cuestión lógica de que no conviene ningún equilibrio que no genere consumo.

Lo primordial en este modelo contemporáneo podría decir que es: el yo veo y el yo observado. En el texto de Política y Espacio Cortés cita una entrevista hecha al filósofo Francés Michelle Foucault: ... “el poder de la transparencia… No hay necesidad de armas ni de violencia física ni de restricciones materiales. Tan solo una mirada. Una mirada inspeccionadora, una mirada que consigue que cada individuo que está bajo su vigilancia acabe interiorizándola hasta el punto de ser su propio observador, cada individuo ejerciendo la vigilancia sobre y contra él mismo[12] ¿Hay alguna diferencia entre los dichos de Foucault y la realidad contemporánea de los gimnasios Pacific Fitness? Se utilizan los mismos cánones para poder adoctrinar al sujeto que allí se encuentra inmerso, mediante la creación, ya mencionada de un espacio carente de historia que no hace más que adorar al cuerpo por lo que representa inmediatamente, sin búsqueda de ninguna trascendencia, se emancipa totalmente de lo que significó en un principio (para los griegos), siendo hoy en día lo que JM Cortés denomina un espacio dócil.

Y qué más dócil podría ser un espacio carente de sentido alguno, especializado en tallar (referido a esculpir o trabajar) los exteriores (Cuerpo = Músculos) para felicidad momentánea, la cual no se irá porque el problema de quienes acuden a estos recintos no es corporal sino que psicológico.

Seguido a esto la maquinización del cuerpo es algo fundamental en esta lectura latente de por medio existen los elementos arquitectónicos que la hacen posible que son las mismas máquinas dispuestas en los espacios rodeados por espejos, dónde inconscientemente botamos toda esta presión social que nos obliga a estar allí, a sentirnos insatisfechos de nosotros, a elevar la faltan que no hace desear, por ende a utopizar mucho más nuestro deseo. Es así como el gimnasio se convierte en la máquina de modelar mentes, ya que el cuerpo no cambia en la mayoría de los casos, lo que cambia es la mentalidad de los hombres para auto convencerse de que la tranca social no siempre perdura. Manifestación plena de la latencia del sujeto a quien se crea.

El extremo producido por estos recintos es el Físico-culturismo, el cual es la exageración mayor de lo que puede llegar el ser humano corporalmente, o sea el deseo se convirtió en obsesión y el goce de acercarse al trauma se extremo radicalmente, convirtiendo a estos sujetos en el tope. Es esta la desvirtuación del deseo que se genera en los gimnasios, no únicamente en lo de la cadena Pacific Fitness. Con este tipo de prácticas se busca enfermizamente estrechar las fantasías que aquí se desarrollan, llegar lo más cercano del trauma que los antecede. Incluso algunos tocan a ese trauma consiguiendo su muerte, dónde el exceso de deseo y la falta de las normativas (ley) propician este tipo de prácticas. Es por eso que podríamos hablar de que el trauma o lo real en este caso de los gimnasios es el cuerpo perfecto, o el cuerpo joven que alguna vez tuvieron. Por su parte las fantasías que la acercan son estas ilusiones o promesas hechas por estos establecimientos de que se puede volver a ser así.

Es ésta la nueva realidad que se crean en los gimnasios y de la que nos habla Jameson[13]en su ya citado libro, la nueva realidad de la imagen corporal, esta es la mutación del sentido original. ¿Pero arquitectónicamente tiene cambios?. Claro que la arquitectura cambia y de disocia horriblemente de lo que fue en un principio, ya que los recintos que contempla tienen una carga temática propia del paradigma imperante hoy. Este habla del impactarse solo por las imágenes, no se contempla para nada un lugar dónde poder obtener silencio y meditar, (se complejiza de la superficialidad imperante). Esto es tal cual como lo nombra Frederic Jameson, la materialidad perceptiva del presente mundano. Entonces es la arquitectura, respondiendo, claro, a los cánones contemporáneos, la que materializa esta nueva interpretación con elementos y ordenamientos que propician este mercado de imágenes suscitado por el fetichismo de la mercancía. Es el dispositivo que aquí impera, junto con el paradigma neoliberal, lo que disponen de todos y cada uno de los elementos y ordenamiento de los gimnasios. El gran escaparate, o gimnasio, es el que pone en constante contemplación a estos cuerpos móviles, como quien admira una obra de arte sobre un plinto. El plinto es el recinto arquitectónico, que pone a la vista de todos, un elemento determinado. En este caso se ponen a los usuarios en exhibición, como si fueran productos a la venta. Esto es precisamente pensado por el dispositivo arquitectónico, por lo que nada es fortuito en la arquitectura y menos en los discursos que la conforman. Pero ¿qué pretende este dispositivo, al exhibir a estos cuerpos? Después de todo este análisis puedo decir que lo que pretende el dispositivo por un lado es que sus propios usuarios se auto repriman su deseo, lo que aportaría a las frustraciones múltiples de querer alcanzar (fantasías) el estado ideal o cuerpo idílico. Por otro lado lo que quiere generar este dispositivo de ordenamiento espacial o de hegemonía del poder es crear más deseo del cuerpo, mostrándolo u/o ofreciéndolo aún más a quien transite por fuera de los gimnasios Pacific Fitness. Todo esto gracias a lo que Michelle Foucault denominó como: el poder de la transparencia[14].

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Imagen 4. Foto propia.

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Imagen 5. Foto propia. Imagen 6. Foto propia.

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Imagen 7. Foto Propia Imagen 8. Foto propia

G e s t a c i ó n d e l H o m b r e - I m a g e n

Por otro lado la producción del sujeto se manifiesta en la arquitectura por esta misma apoderación y subjetivación de de la misma mercancía, la cual demanda y sigue demandando al auto regularse. O sea lo vemos en la articulación de grandes espacios, que cada vez demandan más lugar; en la maquinización serial de los usuarios quienes confían cada vez más en maquinas más raras, que le trabajen hasta el último músculos de sus mortales cuerpos. Pero más radical se detecta (en la cadena Pacific Fitness) en la popularización del muro cortina como vitrina de auto propaganda. El sujeto requiere de esta vitrina o escaparate, ya que por unos instantes, al exhibirse, se convierte en una “imagen deseada”, que es todo lo que él desea. El hecho de ser admirado y contemplado por otros es lo que los hace superar por segundos su trauma de no aceptación, como si fuera una terapia psicológica Freudiana. En dónde se liberara al inconsciente y su deseo desenfrenado en los sueños. Es por ésta demanda que el usuario ha requerido más de lo que se le entrego arquitectónicamente, articulándose así variaciones como las salas de ejercicio entretenido o Pilates. Estas constan de un espejo gigante que cubre la totalidad de uno de los muros donde todos siguen la coreografía de un instructor, quien refleja su imagen al igual que todos en el gran espejo. Considero muy raro el fenómeno que allí sucede, ya que todos, de alguna u otra forma, se in-humanizan por instantes, maquinizando sus movimientos por no perder su calidad de imagen imitable, esto dura 40 minutos aproximadamente. Este gran salón aparte de todas las otras actividades produce por un instante que haya un intercambio cultural, siempre estético, ya que el culto a la mente esta fuera de lo que allí se desarrolla. El sujeto que pretendo demostrar que aquí se desarrolla es el de un hombre-imagen. Imagen que nos habla de una carencia de interior. Tanto es el anhelo de la imagen, que se crean ramificaciones como el físico-culturismo, ya mencionado, dónde el hombre es pura y solamente imagen. Son por ende los elementos arquitectónicos, bajo el gran dispositivo, los que producen y produjeron a este tipo de exageraciones, al crear espacios con elementos puramente dedicados a la transformación corporal. De hecho me atrevo a decir que el ejercicio y las maquinas son una mera excusa dentro de estos espacios, lo que realmente hace concurrido a estos lugares son elementos como el plinto, en dónde me expongo como una imagen, la arquitectura hace posible mi exposición y exhibición simultánea lo que me convence y me da el pase a creer que si soy aceptado en sociedad (ser una imagen de culto). Y lo que pueda demandar el usuario no es más que requerimientos que ensalcen y luzcan su imagen en el interior del gimnasio y, por la fachada vidriada, también fuera de este. Este es por consiguiente el sujeto a quien crea esta arquitectura y su dispositivo, un quien desprovisto de interioridad esencial, un personaje únicamente exterior, sin nada por qué trascender. Un habitante posmoderno.

clip_image020 Imagen 9. Foto propia

C o n c l u s i o n e s

Lo que pude descubrir con esta investigación es que nada es fortuito en la arquitectura siendo obligada la construcción de un quien en cualquier caso. La arquitectura siempre tiene un sentido, en variados casos se disocia de lo que pretendía el arquitecto pensador, o sea del discurso proyectual, tomando por varios factores (entre ellos el fetichismo mercantil) nuevos simbolismos y actuaciones en el espacio al momento de habitar. Finalmente puedo darme cuenta que en el caso de la cadena Pacific Fitnnes presentes en casi todo el país, su ubicación en lugares estratégicamente visibles (cerca de grandes avenidas), sus fachadas totalmente vidriadas, sus accesos invitando a pasar, la recepción inmediatamente adjunta al acceso central y la disposición de las maquinas de trote justo en detrás de los muros vitrinas, entre otros; no son organizaciones sin sentido, sino que tienen toda una lógica de mercado detrás. Esta lógica no pertenece únicamente a los gimnasios, sino que es un actuar generalizado, ya que en esta sociedad neo liberal globalizadora de cualquier expresión que se sea rentable se piensa en cómo hacerla más rentable. Aquí radica el fundamento del dispositivo, quien reprime el deseo. Es muy raro, pero es así, en lo que se disocia a quien se crea dependiendo del recinto en cuestión. Personalmente creo que esto es algo extrapolable en cualquier caso, y que hoy se nos materializa en diferentes dispositivos que restringen nuestras libertades de habitantes, ya sea con sus magnificencias o con sus simplezas (no-ingenuas). Si Gérard Wajcman dice en su texto: la casa lo íntimo y lo secreto,[15] la arquitectura era la manifestación de la libertad y privacidad humana en el caso de los Gimnasios Pacific Fitnnes se da justamente lo contrario. Esto es por el deseo de exhibirse de querer siempre ser visto, contrario de la privacidad anhelada por los primeros arquitectos de la inconsciencia (hombre de las cavernas) que construían su sombra, o sea su individualidad, su salida del lo siempre visto, el ocultarse del Omnivoyant, el Ser supremo[16]. Luego del análisis hecho me veo en la facultad de concluir mi juicio interpretativo y creer que el gimnasio no es más que un gran pedestal de contemplación pública, para quienes tienen problemas con aceptarse ellos mismo solo con lo que son y lo que representan. Personas carentes de introspección o interioridad meditadora, son las principales carnadas de un mercado que no hace más que apoderarse de esa falta y deseo para lucrar, con buenos servicio en varios casos, pero siempre con miras a este fin mercantil de una sociedad carente de sentido profundo que no vive más que superficialidad al consumir imágenes idílicas en el caso de loa gimnasios. Pero esto no es ajeno a nadie, ya que la creación de este sujeto (de este quien), nos representa como sociedad, una sociedad que camina hacia el abismo de la inconsistencia y la estatización de cualquier ideología, una sociedad que vacía cualquier representación simbólica sustancial, consumiendo y parasitando únicamente en imágenes que pudieran representar.

clip_image022 Imagen 10. Foto propia.

B i b l i o g r a f í a

  1. Cortés, José Miguel. Políticas del espacio, arquitectura, género y control. Pág. 149
  1. Jameson, Frederic. Postmodernismo o la lógica de capitalismo avanzado. Paidos ibérica. 2002. Barcelona.
  1. Foucault, Michelle. Vigilar y castigar. Siglo veintiuno editores. 2005. Buenos Aires, Argentina.
  1. Marx, Carlos. El Capital. Fondo de cultura económica. 1999. México. Pág. 38.
  1. Lichtmaier, Nicolás. Fetichismo de la mercancía, Teoría sociológicas del Estado. Pág. 2
  1. Wajcman, Gérard. La casa, lo intimo y lo secreto. Pág. 93 – 114.
  1. Benjamín, Walter. Los pasajes

[1] Cortés, José Miguel. Políticas del espacio, arquitectura, género y control. Pag. 149

[2] Cortés, José Miguel. Políticas del espacio, arquitectura, género y control. Pag. 15

[3] Cortés, José Miguel. Políticas del espacio, arquitectura, género y control. Pag. 27

[4] Jameson, Frederic. Posmodernismo o la lógica de capitalismo avanzado. Paidos ibérica. 2002. Barcelona.

[5] Foucault, Michelle. Vigilar y castigar. Siglo veintiuno editores. 2005. Buenos Aires, Argentina.

[6] Foucault, Michelle. Vigilar y castigar. Siglo veintiuno editores. 2005. Buenos Aires, Argentina.

[7] Cortés, José Miguel. Políticas del espacio, arquitectura, género y control. Pag. 30

[8] Marx, Carlos. El Capital. Fondo de cultura económica. 1999. México.

[9] Marx, Carlos. El Capital. Fondo de cultura económica. 1999. México. Pag. 38.

[10] Lichtmaier, Nicolás. Fetichismo de la mercancía, Teoría sociológicas del Estado. Pag 2

[11] Jameson, Frederic. Posmodernismo o la lógica de capitalismo avanzado. Paidos ibérica. 2002. Barcelona.

[12] Cortés, José Miguel. Políticas del espacio, arquitectura, género y control. Pag. 36

[13] Jameson, Frederic. Postmodernismo o la lógica de capitalismo avanzado. Paidos ibérica. 2002. Barcelona.

[14] Cortés, José Miguel. Políticas del espacio, arquitectura, género y control. Pag. 36

[15] Wajcman, Gérard. La casa, lo intimo y lo secreto. Pág. 93 – 114.

[16] Wajcman, Gérard. La casa, lo intimo y lo secreto. Pág. 96.

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