lunes, diciembre 20

Gimnasios Pacific Fitness La visibilidad como dispositivo arquitectónico al servicio del poder disciplinario

 

Autor: Joaquín Villarroel

Asignatura: Teoría IV

Segundo Semestre 2010

Profesor: Eugenio Ferrer

Ayudante: Rodrigo Ortega

Calificación: Bueno

PRESENTACIÓN

Antiguamente los habitantes de nuestras ciudades se reunían en la calle, los cafés o los parques para intercambiar información, entretenerse o descansar. Hoy parece que estos espacios de socialización tienden a multiplicarse y a diversificarse. En la actualidad, semejante función articuladora de la trama social la cumplen los centros comerciales, los clubes sociales y deportivos, los pubs, los restoranes, entre otros.

Dentro de estos nuevos espacios de socialización aparecen con gran fuerza los gimnasios. Hoy, en muchas ciudades del mundo, y en Santiago en particular, existe una potente industria del cuerpo, que tiene como elemento central al deporte “pasivo” realizado en espacios cerrados, como lo es el gimnasio.

El caso particular que se presenta a continuación, es el de la cadena de gimnasios Pacific Fitness, una reconocida y prestigiosa empresa de gimnasios instalada a lo largo de todo Chile, en la que es posible identificar una imagen corporativa definida y un modo particular de operar con la arquitectura. También es posible reconocer un modo de administración de los cuerpos en el espacio (exhibición), que busca principalmente utilizar al mismo usuario como medio de publicidad para el beneficio de la empresa.

Generalmente, en los gimnasios además de cultivar el cuerpo se socializa y, sobre todo, se admira el cuerpo del otro. El cuerpo del otro es mirado y admirado en el momento del ejercicio. Pero en el mundo actual donde todo es imagen, esta admiración adquiere su máximo sentido en la transparencia y la movilidad que esta actividad desarrolla.

Estos gimnasios son verdaderas vitrinas de cuerpos en movimiento. La gimnasia que se desarrolla en estos lugares está expuesta no sólo al asistente (al utilizar espacios con planta libre existe contacto visual permanente entre los usuarios, además de estar llenos de espejos que permiten observarse a si mismo constantemente) sino que fundamentalmente las personas que transitan por la calle (un potencial consumidor). Su diseño con grandes ventanales hacia la calle permite tener una imagen en la cual todo es movimiento y todo es transparente para dejar expuesto al resto el “cuerpo del deseo”, y así fomentar la necesidad por el consumo desmedido.

Es por todo esto que es posible reconocer claramente al ¿Quién? del caso, a ese sujeto que se quiere construir, y al que finalmente se logra construir. Por una parte está el sujeto que los usuarios buscan ser, que es el de la mujer u hombre que en virtud de sus atributos físicos es estética y socialmente aceptado y valorado por el resto. Por otra parte, está el sujeto creado particularmente por la propuesta de Pacific Fitness, ése que por medio de los mecanismos de administración de los cuerpos utilizados por esta marca se transforma en un elemento más de su propia publicidad.

Los elementos que avalan esta investigación sobre la arquitectura y los gimnasios se pueden bifurcar en dos vertientes. Por un lado los elementos físico-visibles, que a priori podríamos decir son los elementos arquitectónicos que dispuestos en determinadas maneras producen una sensación y un efecto determinado esperados. Además, está el hecho de cómo estos elementos visibles son capaces de articularse a la manera de íconos reconocibles en la ciudad, generándose así pequeñas identidades urbanas claramente distinguibles.

Por otro lado, están los elementos implícito-deducibles que nacen a raíz de la disposición de los elementos arquitectónicos, como una consecuencia de estos mismos. La generación de estos efectos nunca es fortuita, siendo precisamente eso lo que se quiere demostrar con esta investigación, aparte de las consecuencias que pudieran traer estos efectos y la generación del “quién se produce”.

ANÁLISIS

De acuerdo con la primera de las 5 observaciones planteadas por Gérard Wajcman en su artículo “La casa, lo íntimo, lo secreto”: “antes de todo hombre hay una mirada… hay algo que nos mira…antes de ver, somos seres mirados” (Wajcman, 2006; pp. 95, 96) Wajcman afirma que no hay espacio puro, desnudo o espacio vacío, puesto que un espacio vacío es un espacio habitado por la mirada. El hombre, de acuerdo con esto, sería el único animal que supone que hay, mas allá de lo visible, algo que lo mira. Y esta suposición esencial le confiere a la arquitectura una función fundamental, en tanto que, construir, más que proteger la vida y socializar el espacio, seria pura y simplemente crear opacidad, generar sombra, crear secreto, así como sostiene Wajcman. En este mismo sentido, la arquitectura seria creación de lo escondido, seria la sombra creada por el arquitecto para que el hombre pueda sustraerse a esa mirada que es la de Dios pero también la de las demás cosas.

De acuerdo con lo sostenido por Wajcman, en esto resonaría también una apuesta política ya que la sombra, aquello escondido, lo secreto, constituiría la condición material de nuestra libertad. Ello quedaría particularmente en evidencia en el caso especifico del indigente, del que vive en situación de calle (homeless), quien sería, efectivamente, un prisionero y estaría privado de esa libertad esencial y de ese derecho humano que es el derecho al secreto, que provee esa zona umbrosa en la que se pone en juego lo intimo, provista por la arquitectura, donde el sujeto puede estar y sentirse fuera del alcance del poder del OTRO, del que lo mira. Paradigmático resulta en este sentido el diseño arquitectónico del Panóptico de Bentham, concebido según Foucault para ponerlo todo en visibilidad, para hacer que la inspección funcione sin cesar para generar “un espacio cerrado, recortado, vigilado, en todos sus puntos, en el que los individuos están insertos en un lugar fijo, en el que los menores movimientos se hallan controlados, en el que todos los acontecimientos están registrados” (Foucault, 1995; p.201)

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(Fig. 1) N. Harou-Romain. Proyecto de penitenciaria, 1984. (Foucault, 1995)

(Fig. 2) J. Bentham. Plano del panóptico (The Works of Jeremy Bentham, ed. Bowring, pp. 172-173). (Foucault, 1995)

Paradójico resulta entonces el dispositivo arquitectónico propuesto por la cadena Pacific Fitness, que invierte la lógica de la visibilidad instaurada por la arquitectura según Wajcman, que opera en razón del principio “ver sin ser visto”, y que a la vez constituye nuestro privilegio como ciudadanos ya que nos asegura esa opacidad del secreto de la que hablábamos, puesto que expone la intimidad de ese particular habitar a una visibilidad sin límites con sus peculiares características, haciendo que sus usuarios, sus “habitantes” podríamos decir, sean cada vez más vistos y ellos por su parte vean cada vez menos a quienes los miran desde el exterior. Se genera así, con esta curiosa circunstancia de inversión, un conjunto de “efectos disciplinarios”, como diría Foucault en la tercera parte de vigilar y castigar, por referencia a aquella forma de poder que tiene como objetivo los cuerpos en sus detalles, en su organización interna, en la eficacia de sus movimientos.

Esta inversión opera en un doble registro; por una parte, en relación con la idea ambigua de “entrenamiento” (training), que, primeramente, alude a aquella razón de ser por la que los usuarios convergen en este lugar para conseguir el acondicionamiento físico requerido, aquella excelencia y belleza corporal levantadas como ideal por el sistema de valores de la comunicación de masas; y, en segundo término, al que ellos mismos sean “entrenados” (“disciplinados” se podría decir en términos foucaultianos), en el sentido de ser adiestrados por un sistema social que demanda sus mejores condiciones físicas y de salud, de quedar capturados por esa anatomía política corporal cuya finalidad es producir cuerpos útiles y dóciles; en definitiva, para conseguir de ellos rendimientos laborales óptimos, desempeños profesionales sobresalientes, ajustamientos normativos impecables; es decir, conseguir de ellos, y con su propia y voluntaria anuencia, que sean material humano del trabajo, “recursos humanos entrenados” como se suele decir también. El deseo queda aquí sublimado, es decir, desviado de su orientación impulsiva y asocial primaria, para ser redirigido al rendimiento laboral, que es la instancia racional y social sobre la que recaen finalmente los logros, en tanto los individuos cada vez más saludables y vigorosos trabajan más y mejor que aquellos sujetos que en una economía del deseo no disciplinada dilapidan sus energías en otras pulsiones ajenas al deber.

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(Fig. 3) Pacific Fitness, Irarrázaval # 801, Ñuñoa. (Fotografía: Joaquin Villarroel)

Por otra parte, un efecto disciplinario agregado que podría suponerse derivado del dispositivo arquitectónico del gimnasio –según el modelo desplegado por la firma Pacific Fitness, claro está- refiere al impacto visual que se ha dispuesto generar en los transeúntes, que en el contexto de su inocente cotidianeidad advierten a estos disciplinados deportistas parapetados tras las gigantescas estructuras vidriadas que, mostrando sus admirables competencias deportivas y sus afanes infatigables de cultivo del cuerpo, desencadenan el deseo de emulación y se convierten en el paradigma de un sentido altamente preciado de la vida social. Esta experiencia psicológica y social del espectador callejero, que ve cómo otros ciudadanos semejantes a él ocupan su tiempo en una práctica tan saludable, hace emerger en su interior sentimientos de culpabilidad. De este modo, llega a auto recriminarse por su propia incapacidad de aproximación al objeto del deseo y se le genera una apetencia de emulación intensa, una necesidad de identificarse, que contribuye a materializar el propósito perseguido en el diseño arquitectónico escogido por el gimnasio y que convierte en práctica social legitimada la actividad física y deportiva intramural y tecnocientíficamente concebida por sus sostenedores.

En esta particular administración de la “economía” del deseo social, la producción y la circulación de las pulsiones aparece fuertemente motivada y finalmente desencadenada por las características arquitectónicas del dispositivo: sus fachadas vidriadas, las imágenes y colores corporativos (Fig. 3), la ubicación espacial visible de las maquinas de acondicionamiento físico cardiovascular (constantemente expuestas) (Fig. 4) y el empleo de grandes paños de espejos al interior de las salas de pesas (Fig. 5), que permiten al usuario estar en una permanente contemplación de la actividad, respondiendo así a esa intensa necesidad de auto aceptación.

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(Fig. 4) Pacific Fitness Portugal #392, Santiago. (Fotografía: Francisco Aravena)

clip_image010 (Fig. 5) Pacific Fitness Rancagua # 485, Providencia. (Fotografía: Francisco Aravena)

CONCLUSIÓN

En definitiva, la estrategia comercial utilizada por la cadena Pacific Fitness, se basa en la implementación del dispositivo arquitectónico de la visibilidad absoluta (que se asemeja a las vitrinas comerciales) en el cual los cuerpos sometidos a esta exposición extrema, generan un efecto multiplicador del interés, el cual ya tienen los que están cautivos en este dispositivo y que, a la vez, es promovido subsidiariamente en los transeúntes. De esta manera, la apetencia desmedida por ser socialmente aceptado se ve fuertemente recompensada en ellos a través de la idea fantasiosa de llegar a ser como los sujetos del ventanal, aquellos que parecen eternamente jóvenes, enteramente saludables, entrenados en grado superlativo, exitosos y carentes de las preocupaciones cotidianas. ¿Quién no desearía trasponer ese límite para acceder al mundo maravilloso que hay al otro lado del espejo? ¿Quién no lo entregaría todo o admitiría cualquier disciplinamiento para convertirse en uno de ellos?

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(Imágenes de internet)

BIBLIOGRAFÍA

Foucault, M. (1995) Vigilar y Castigar. Siglo XXI, Madrid.

Wajcman, G (2006) Las tres estéticas de Lacan. Psicoanálisis y arte. Ediciones del Cifrado, Buenos Aires.

Castro, E. (2004) El vocabulario de Michel Foucault. Universidad Nacional de Quilmes, Buenos Aires.

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