Autor: Francisca Iglesias
Asignatura: Teoría IV
Segundo Semestre 2010
Profesor: Eugenio Ferrer
Ayudante: Rodrigo Ortega
Calificación: Regular
Introducción
El análisis esta enfocado a la dicotomía que genera la arquitectura en la ciudad generando espacios residuales y fuera de control usando como caso especifico el metro Macul ya que es una clara muestra, a modo de ejemplo, de la dicotomía que genera la arquitectura capitalista (formando una imagen de un orden político, social, que organiza el espacio) y la basura de la arquitectura (excremento de la arquitectura, es decir espacios residuales) causando en este caso intersticios urbanos no premeditados, originados por la necesidad de la movilización en la ciudad que provoca el paso nivel, dejando un espacio intermedio inutilizado e inaccesible.
Este contraste genera la pregunta del por qué se forma esta diferencia que permite que el interior del metro sea un lugar tan controlado y “dentro de la ley” y debajo de este sea un espacio abandonado y que se realicen actividades al margen de la ley
Esta discrepancia nos permite realizar un análisis desde el punto de vista de “la arquitectura que controla”, que todo lo ve, contra una arquitectura residual, como lo dice Koolhaas, un “residuo que nuestra propia humanidad se ha ocupado de dejar sobre el planeta”. Permitiéndonos la observación de que una misma obra es la que genera estas dos versiones absolutamente diferentes.
El metro como tal genera la sensación de estar permanentemente vigilado, ya sea por los guardias que rondan por los pasillos, la relación visual que se genera en las estaciones, la capacidad tecnológica de cámaras domo que no se sabe donde está grabando lo cual genera un efecto “panóptico” del vigilarse a sí mismo, la relaciona existe de acuerdo a lo que menciona y propone Michael Foucault en “vigilar y castigar” y en “políticas del espacio. Arquitectura, género y control social” de José Miguel Cortes.
Y como el hombre esta reprimido y como la arquitectura genera actos y a la vez reprime,
“… llegamos así, finalmente, a la cuestión fundamental que yo quería señalar: que esta ultima transformación del espacio –el hiperespacio posmoderno- ha conseguido trascender definitivamente la capacidad del cuerpo humano individual para auto ubicarse, para organizar perceptivamente el espacio de sus inmediaciones, y para cartografiar cognitivamente su posición en un mundo exterior representable. Ya he indicado que este amenazador punto de ruptura entre el cuerpo y el espacio urbano exterior -que es a la desorientación primitiva provocada por el modernismo antiguo como las velocidades de las naves espaciales a las de los automóviles- puede considerarse como símbolo y analogía del dilema mucho mas agudo que reside en nuestra incapacidad mental, al menos hasta ahora, de confeccionar el mapa de la gran red comunicacional descentrada, multinacional y global, en la que, como sujetos individuales, nos hallamos presos”[1]
¿Quien crea y para quien se crea?
El metro de Santiago de Chile se crea por la necesidad de unificar la ciudad, debido a la gran expansión que se ha generado por los diversos acontecimientos que han ocurrido a lo largo de nuestra historia, un ejemplo claro y una de las principales razones por la cual Santiago se expande de una manera descontrolada fue la llegada de la industria a la capital junto con la caída de las salitreras en el norte de chile, la caída de las salitreras genera un porcentaje de cesantía de un alto nivel y las industrias que se instalan en Santiago necesitan mano de obra, por lo cual los obreros se trasladan a la ciudad buscando una nueva oportunidad laboral (urbanización), la población crece en grandes magnitudes.
Las industrias y las poblaciones generan un estado de contaminación del ambiente por los cual se opta por poblar la periferia (suburbanización).
Una ciudad tan extensa tiene la necesidad de poseer gran cantidad de comunicación vial para poder relacionarse entre sí, las grandes autopistas permiten actualmente que las personas que trabajan en la ciudad puedan vivir alejados del centro. Por lo mismo es que surge el metro, para satisfacer las necesidades de la población, y crear un transporte sin tacos, rápido y eficiente. En los últimos años el metro se ha desarrollado con gran intensidad, creando líneas nuevas y extendiendo las existentes, relacionando gran parte de la ciudad, ya sean puente alto, la cisterna, Huechuraba, los dominicos, la plaza de Maipú. Etc. Acortando los viajes en cantidades de tiempo muy efectivas.
La cantidad de usuarios que posee el metro facilita la expansión de este, un sistema de transporte privado, una concesión del estado, en resumen un ente capitalista.
El metro es un circuito extremadamente restrictivo que genera conductas establecidas en el sujeto, mediante innumerables carteles que establecen el por donde caminar, no traspase la línea amarilla, no sentarse en el suelo, no fumar, no encender fuego, transite por su derecha, salga por aquí y no por allá, solo cambio de anden, ceda el asiento a los discapacitados o embarazadas, etc. pero que a la vez mezcla toda su racionalidad con espacios no racionales como espacios de cultura y entretención enfocándose al deseo del sujeto y no solo la necesidad de movilizarse lo que provoca que el sujeto se sienta orgulloso de el y no solo lo encuentre eficiente.
El crecimiento de las ciudades regularmente apresurado y dado generalmente por el crecimiento demográfico acelerado, suele tener consecuencias en la estructuración espacial como temporal, “nuestra preocupación por la gente ha vuelto invisible la arquitectura para la gente”[3]
Estas consecuencias permanecen en diversos focos de la ciudad y tomare a modo de ejemplo la estación del metro Macul que muestra secuelas significantes e impactantes en la ciudad debido a como fue construido y los intersticios urbanos que genera perceptibles a primera vista.
Metro macul
Fuente imagen: google earth
El metro se encuentra en la intersección de las calles la Florida, Américo Vespucio, Departamental, Macul, la autopista Vespucio sur y la línea 4 del metro en paso nivel y el zanjón de la aguada, esta cantidad de vías que convergen en este punto crean un gran conjunto de intersticios, el punto bajo el paso nivel queda completamente deshabitado permitiendo actos naturales fuera de lo común en lugares públicos. (Ej.: el acto de orinar)
En el transcurso de la investigación como ya fue mencionado se puede ver que al interior del metro se generan situaciones muy particulares que el sujeto en la cotidianidad no se percatan ni perciben, simplemente es un acto natural en el transcurso del día.
Las relaciones existentes entre la estación y el cuerpo como tal, hacen presenciar la inhibición de los actos naturales del sujeto, se buscan las comodidades en términos prácticos para así hacer sentir al sujeto en un estado de agrado pero a su vez se le limita de sus actos y acciones básicas.
“…, cada vez más, se instaura actitudes y modos de actuación con los que organizar y estructura el control de los deseos del cuerpo mediante dos aspectos que, a mi parecer, son básicos: uno, la creación de unos “espacios dóciles” fáciles de vigilar y controlar; y dos, tratando de conseguir unos “cuerpos ausentes” y/o negados para que el placer y los deseos desaparezcan de los espacios públicos” [4] la publicidad, televisión y la cultura que se encuentran al interior del metro realizan una nueva aparición del deseo en su interior de modo que el sujeto se engañe y que disfrutar su viaje con un goce ficticio del metro en provoca una sensación de vigilancia, un ente omnipresente, (“formación de la imagen del orden social e, incluso, en su configuración e imposición”[5]) tiene relaciones de vista en todos los sectores permitiendo una mayor vigilancia para que se cumplan las leyes impuestas en el lugar, la tecnologías de las cámaras domo que complementan la vigilancia, que incluso en algunas estaciones uno puede ver la imagen que captan viéndote en la televisión pero sin saber si alguien mas las ve, “convirtiendo al humano en objeto y blanco de poder”[6]
El sujeto es “el que esta sometido a un campo de visibilidad, y que lo sabe, reproduce por su cuenta las coacciones del poder”[7]
Claramente el metro esta formalmente ligado en su organización como una estructura moderna a cual debe ofrecer un servicio al habitante (luminoso, limpio, y seguro) a su vez por su carácter comercial, ofrece un servicio, el cual debe ser de un carácter ágil que funcione a modo de traspaso para hacer efectiva la acción de transito a la cual corresponde, como lo diría Foucault a la “arquitectura como un instrumento represivo y autoritario que imprime sobre los cuerpos un férreo control social” , logrando su efectividad manejando al sujeto con leyes estructurales impuestas, primero ingresar, pasar la bip(con un guardia vigilando que nadie se pase), caminar hacia el anden, no traspasar la línea amarilla, deje bajar antes de subir, etc. convirtiendo al sujeto una maquina de habitar, ejerciendo un control sutil,
En el interior de metro la cultura del sujeto es pop mediático (cultura de masas, especulación comercial, formas degradadas de arte, industria cultural)[8], un espacio limpio y rápido, con un orden establecido, el sujeto se encuentra en un estado separado de la conciencia, no procesa los actos que esta realizando, actúa como el entorno se lo indica, esta manejado desde que ingresa en el (cuando el metro absorbe al sujeto) hasta que sale (expulsa).
Pero ¿Qué sucede bajo este gran sistema?
Fuera del metro Macul se genera una libertad del sujeto, específicamente en estos lugares donde pareciera que nadie esta mirando, un lugar olvidado, abandonado, un “espacio basura”[9], un residuo de la arquitectura construida a paso nivel, este espacio se encuentra fuera de la ley un espacio construido al limite del sistema, donde el sujeto se permite actuar de forma natural, sintiéndose en la “sombra” un espacio intimo.
En el exterior se pueden percibir 2 clases de sujetos, uno es el que crea su “casa” es esta fisura de sistemas y el sujeto que orina sabiendo que puede ser visto pero al encontrarse en este intersticio, en esta espalda del metro, no se siente reprimido por el vigilante.
Se genera un espacio fuera del sistema (marginal: formas culturales intersticiales, pobres, barriales, urbanas)[10]. Ya que el paso nivel y la cantidad de vías genera intersticios aislados.
El sujeto que crea su hogar en esta fisura del sistema cierra la observación mediante cartones para lograr una intimidad dentro de un espacio extremadamente público; a diferencia que el sujeto que orina en el sector esta completamente observado, ni tiene ningún grado de intimidad. Pero las características del espacio permiten que este acto se realice sin temor alguno.
En resumen esta dicotomía que produce el metro paso sobre nivel genera un quiebre entre el arriba y el abajo considerando el arriba como el metro y el abajo como el espacio residual, donde frente a estos antecedentes surgen preguntas inquietantes.
Si el ser humano posee una preferencia hacia la “sombra”, un espacio de intimidad, como lo menciona Gerard Wajcman.
“un espacio habitado por la mirada, entonces la arquitectura juega con el papel fundamental e inclusive fundante porque tiene el poder de crear con la sombra la posibilidad de lo escondido, que es una condición material de la libertad del hombre...el hombre es en verdad un prisionero: esta privado, materialmente privado de una libertad esencial, de un derecho verdaderamente humano que es derecho al secreto, puesto en la imposibilidad de ejercerlo…, defenderé que la sombra es el verdadero territorio del hombre.”[11]
¿Porque el sujeto se siente orgulloso de un espacio tan controlador y estructurado (metro), como es posible que un circuito tan restrictivo pueda ser tan valorado?
Mi primera impresión fue debido a la cultura que promueve con sus bibliotecas y la fomentación a ir a espectáculos, sumados a su limpieza, eficacia y velocidad, pero al entrevistar al sujeto lo interesante fue que solo una de treinta personas nombro la cultura en su respuesta, lo que le atrae al sujeto es su limpieza, orden rapidez, en resumen el ente controlador.
Yo instituyo que el atrayente del sujeto hacia el metro es el hecho de sentirse parte de esa limpieza y orden que impone el metro, la perfección de la modernidad, lo pulcro, un espacio que funciona correctamente.
Esta limpieza y estructuración que predominan en el metro son tan potentes que cierran la vista a los residuos que establece a su vez como se ha mencionado, este ejemplo (metro Macul) deja en evidencia la espalda de este gran “monstruo”, una espalda carcomida pero que para el sujeto es imperceptible ya que ese espacio no es parte del metro a su percepción pasa inadvertida.
Los espacios residuales que se encuentran abajo no son capaces de llegar a carcomer el centro de su estructuración logrando engañar al sujeto mostrando solo la “perfección” de su interior.
[1] Frederic Jameson, “El postmodernismo o la lógica cultural del capitalismo avanzado”. Pág. 97
[2] http://www.plataformaurbana.cl/archive/2007/04/08/metro-por-los-usuarios-parte-2/ Día 28/11 15 hrs.
[3] Rem koolhaas, “el espacio basura-de la modernización y sus secuelas- Pág. 01”
[4] José Miguel Cortés, “Políticas del espacio, Arquitectura, genero y control social Pág.15
[5] José Miguel Cortés, “Políticas del espacio, Arquitectura, genero y control social Pág.25
[6] José Miguel Cortés, “Políticas del espacio, Arquitectura, genero y control social Pág.27
[7] Michael Foucault. “Vigilar y Castigar. Nacimiento de la prisión”. Pág. 206
[8] Eugenio Ferrer, clase 18 octubre 2010
[9] Rem Koolhaas, “El espacio basura de la modernización y sus secuelas”
[10] Eugenio Ferrer. clase 18 octubre 2010
[11] Gérard Wajcman, “las tres estéticas de Lacan” la casa lo íntimo y lo secreto. Pág.97, 98
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